arrow-up-black
Esto es lo que a cambiado: llevar internet todo el rato en el bolsillo y consumir cada vez más noticias a través de WhatsApp, de Twitter, de Facebook, de Instagram.
arrow-up-black
Parece que son el mismo formato, con su titular, su foto.
arrow-up-black
Esto es una noticia real.
arrow-up-black
Y aquí es donde ese ancla de la que hablábamos al principio se difumina.
arrow-up-black
Sin saber muy bien a que tipo de página estamos entrando para consumir, o si es un medio fiable o lo no es.
arrow-up-black
Que está muy bien, ojo.
arrow-up-black
Nunca ha pretendido serlo.
arrow-up-black
Esto es muy importante que lo tengamos en la cabeza.
arrow-up-black
No tenemos referencias que nos indiquen que una es verdadera y otra es falsa.
arrow-up-black
Cada vez entramos menos en la página de un medio de comunicación, en su portada, para ver qué ha decidido la redacción que es importante y consumimos las noticias a través de lo que nos llega por redes sociales: por WhatsApp, por Facebook.
arrow-up-black
Pero, aquí es donde la desinformación tiene más fácil imitar la información, disfrazarse de ella.
arrow-up-black
A esto tenemos que sumarle otro problema: cada vez consumimos más las noticias individualmente, aisladas, sin contexto.
arrow-up-black
Porque eso no es una noticia.
arrow-up-black
¿Cómo pasa esto?
arrow-up-black
Porque, cuando yo digo que algo es una noticia falsa, no estoy refiriéndome a lo mismo que cuando Donald Trump dice que la CNN son “fake news”.
arrow-up-black
Es solamente un disfraz para desinformar.
arrow-up-black
Y esto es una desinformación, lo que mucha gente llama, aunque a mí no me gusta mucho el término, una noticia falsa, un “fake news”.
arrow-up-black
Y, sin embargo, ¿a qué se parecen un montón?
Esto es lo que a cambiado: llevar internet todo el rato en el bolsillo y consumir cada vez más noticias a través de WhatsApp, de Twitter, de Facebook, de Instagram.
Parece que son el mismo formato, con su titular, su foto.
Esto es una noticia real.
Y aquí es donde ese ancla de la que hablábamos al principio se difumina.
Sin saber muy bien a que tipo de página estamos entrando para consumir, o si es un medio fiable o lo no es.
Que está muy bien, ojo.
Nunca ha pretendido serlo.
Esto es muy importante que lo tengamos en la cabeza.
No tenemos referencias que nos indiquen que una es verdadera y otra es falsa.
Cada vez entramos menos en la página de un medio de comunicación, en su portada, para ver qué ha decidido la redacción que es importante y consumimos las noticias a través de lo que nos llega por redes sociales: por WhatsApp, por Facebook.
Pero, aquí es donde la desinformación tiene más fácil imitar la información, disfrazarse de ella.
A esto tenemos que sumarle otro problema: cada vez consumimos más las noticias individualmente, aisladas, sin contexto.
Porque eso no es una noticia.
¿Cómo pasa esto?
Porque, cuando yo digo que algo es una noticia falsa, no estoy refiriéndome a lo mismo que cuando Donald Trump dice que la CNN son “fake news”.
Es solamente un disfraz para desinformar.
Y esto es una desinformación, lo que mucha gente llama, aunque a mí no me gusta mucho el término, una noticia falsa, un “fake news”.
Y, sin embargo, ¿a qué se parecen un montón?